Cultura Impopular

El blog de Espop Ediciones

lunes 11 de julio de 2011

Descubriendo a T. F. Simon

¡Ah, el verano!

De un tiempo a esta parte he descubierto que mi época favorita para traducir es el verano. Es el único momento del año en el que todas las demás obligaciones de la editorial parecen remitir (o por lo menos exigir menos tiempo) y también los compromisos sociales se reducen al mínimo. Lo cual significa que puedes pasarte dos, tres y cuatro días (en ocasiones, generalmente en agosto… ¡hasta una semana!) dedicado en exclusiva, ininterrumpidamente, todas las horas del día, a la traducción de un libro; es entonces cuando alcanzas ese nivel de concentración en el que al final te sientes como si simplemente hubieras estado leyendo en vez de trabajando. Es agotador, pero también muy satisfactorio; y es en esos momentos, en los que notas que estás avanzando a pasos agigantados, cuando realmente cobras ánimos para empezar todos esos proyectos que te van a tener ocupado el resto del año. También es ese momento en el que te das cuenta de que tienes el blog más abandonado que un flotador en el mar muerto.

Boulevard St. Martin, París (1919).

Así pues, disculpad si en las próximas semanas sigo sin aparecer mucho por aquí. Prometo que, con todo lo que estamos preparando, a partir de septiembre tendremos contenidos nuevos de sobra. Hasta entonces, podéis seguir, si os apetece, el twitter y el tumblr de Es Pop, donde siempre es más fácil mantener un mínimo de actividad. Aquí os dejo mientras tanto unas cuantas ilustraciones de un extraordinario dibujante y pintor que acabo de descubrir (lo cual, por supuesto, no implica ni mucho menos que sea desconocido, ya que mis lagunas en pintores del primer cuarto de siglo XX siguen siendo pavorosas; no hace ni dos meses que descubrí la existencia de Félix Vallotton, con el que también lo estoy gozando cosa mala).

Biblioteca pública de Nueva York (1927).

Se trata del artista checo Tavik František Šimon, nacido el 13 de mayo de 1877 en Železnice (población conocida entonces con el nombre alemán de Eisenstadtl, debido a su pertenencia al Imperio Austrohúngaro). Aunque es innegable que se trata de un buen pintor, debo reconocer que a mí lo que más me atrae de su obra son las ilustraciones y los bocetos, particularmente los realizados en el transcurso de sus múltiples viajes a lugares en aquel entonces tan exóticos y poco transitados como Japón, Ceilán o Tánger (¡o Granada!), así como a destinos algo más habituales como París, Londres y Nueva York. Imagino que para cualquier fan del cómic resultará curioso ver lo mucho que anticipan sus estampas hindúes la pluma de Frazetta y lo fácil que resulta imaginarse a Robert Crumb flipándolo con sus panorámicas praguenses.

Los trazos «crumbianos» de Šimon.

Šimon falleció en 1942 de un ataque al corazón, dejando a sus espaldas una obra de dimensión considerable, maltratada, desgraciadamente, por el tiempo. Ninguneado durante los años del régimen comunista en Checoslovaquia, tendrían que pasar más de cincuenta años antes de que sus cuadros pudieran protagonizar una exposición retrospectiva en la Galería Nacional de Praga. Curioseando un poco por ahí he podido comprobar que no resulta fácil hacerse con una buena recopilación de su obra impresa. Afortunadamente, gracias a la labor de un grupo de fans holandeses, disponemos en Internet de una página completísima (de la cual están extraídas todas las imágenes que ilustran esta entrada) en la que podréis recrearos durante horas con el maravilloso trabajo de este estupendo artista.

Entrada del Louvre (1927).

La dirección de la página en cuestión es www.tfsimon.com y os recomiendo particularmente las galerías cuatro, seis, siete y ocho, completamente rebosantes de pinturas, ilustraciones y grabados a un tamaño más que decente. Lo dicho; reservad un par de horas para disfrutarlas como se merecen. Aquí van un par de imágenes más para abriros el apetito y endulzar la espera.

Tánger (1912).

Concarneau, Bretaña (1925).

Pont Saint Michel, París (1927).

Notre Dame bajo la lluvia (1929).

Arc de Triomphe (1931).

Ilustración , Sin comentarios

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No se me ocurre nada más aburrido que ser sermoneado por alguien mayor que tú. Y mi mayor temor en la vida es ser un aburrido.
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