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viernes 20 de julio de 2012

En mi opinión…

—Considero, y así lo he escrito en mi informe, que en los tiempos que corren esos sueldos tan enormes son un indicio de la falsa política económica de nuestra administración.
—¿Y qué es lo que quieres? —preguntó Stepán Arkádevich—. Si el director de un banco recibe diez mil rublos y un ingeniero veinte mil, es que los valen. Puedes decir lo que quieras, pero son cargos de vital importancia.
—En mi opinión, el sueldo es el pago por una mercancía y debe respetar la ley de la oferta y la demanda. Si el sueldo asignado se aparta de esta ley, como sucede, por ejemplo, cuando dos ingenieros recién salidos de la Escuela, con los mismos conocimientos y capacidades, reciben sueldos tan dispares como cuarenta mil y dos mil rublos, o cuando abogados o húsares sin especiales conocimientos profesionales se convierten en directores de entidades bancarias, con sueldos altísimos, cabe deducir que el sueldo no lo fija la ley de la oferta y la demanda, sino la influencia personal. Y eso, además de constituir un abuso, ejerce una influencia desastrosa en el servicio público. En mi opinión…

Lev Tolstoi, metiendo el dedo en la llaga desde 1877 (y poniendo de paso de relieve el carácter cíclico de nuestras crisis. Aquella de la que habla Tolstoi ya sabemos cómo terminó. La nuestra, está por ver).
Extraído de Anna Karénina. Traducción de Víctor Gallego Ballestero (Alba, 2010).

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Este es mi papel, por fin lo encontré: no hay nada escrito. No hay nada escrito.
«Emparedado». Extremoduro
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