Cultura Impopular

El blog de Espop Ediciones

viernes 29 de noviembre de 2013

Cultura Impopular (el regreso)

¡Hola, hola! ¿Queda alguien ahí? Después de seis meses de ausencia no sería de extrañar que los lectores de este blog hubieran seguido el camino del dodo (o del Google Reader) y hubieran emigrado en busca de pastos más verdes. Sea como sea, gracias por vuestra paciencia en caso de que sigáis todavía ahí pendientes y doble agradecimiento para todos los que habéis escrito en el transcurso de este último medio año preguntando por nuestra salud (física y digital). ¿Motivos para la ausencia? A lo mejor podría escudarme en el tan manido exceso de trabajo. Después de todo, es cierto que está siendo un año particularmente intenso. En junio sufrimos nuestra primera Feria del Libro de Madrid con caseta propia, compartida con Astiberri y flanqueada por vecinos de primera especial como Libros del K.O. —que trajeron cervezas— y Reino de Cordelia —que trajeron tortilla— (contado así tampoco parece un sufrimiento excesivo, ¿verdad?). De junio a septiembre anduve enfrascado en las traducciones de Señores del caos y Por mal camino, los dos nuevos títulos de Es Pop (como quien dice ya en librerías). Y entre unas cosas y otras al final también han acabado cayendo multitud de trabajos de encargo, como la traducción de tres novelas para la colección Roja & Negra de Mondadori, una para Grijalbo y varias novelas gráficas para Astiberri (entre ellas esta, de la que me siento particularmente satisfecho, y lo nuevo de Jason, Gato perdido, que saldrá en enero y me ha parecido para mear y no echar gota).
Así que… sí, muchas distracciones. Pero si quiero ser sincero, voy a tener que reconocer que la principal responsable de este largo parón ha sido simple y llanamente la inercia. No deja de sorprenderme lo fácil que resulta perder la costumbre de escribir con regularidad y lo complicado que resulta obligarte a encontrar un momento para retomarla una vez que te has habituado a refugiarte en cualquier excusa para no hacerlo. Y cuanto más tiempo pasa, peor: menos ganas acabas teniendo de volverte a empantanar en lo que no deja de ser otra «obligación» cuando podrías dedicar el tiempo perfectamente a, yo qué sé, ponerte al día con la pila de lecturas pendientes. Por eso, antes de que sea demasiado tarde y la cosa ya no tenga remedio, he decidido que ya era hora de desempolvar los manguitos, la visera y los mitones y volver a teclear con cierta regularidad. Afortunadamente, llevo varias semanas recopilando temas para no quedarme súbitamente en blanco y los dos nuevos libros de Es Pop también deberían dar para unas cuantas entradas cada uno. Aparte de eso, intentaré dejar programadas unas cuantas entregas de Cómic alternativo de los 90 para contar siempre con algo de material por adelantado y le estoy dando vueltas a una nueva sección-contenedor de cadencia semanal o quincenal con la que dar salida a contenidos breves (también conocidos como «refritos del Twitter»; lo que sea por darle un poco de vidilla al blog). Pero todo eso será a partir de la semana que viene. Por el momento os dejo con la información de dos citas inmediatas a las que no quiero dejar de emplazaros. Si os apetece, allí nos veremos.

  • Graf Madrid. Este fin de semana se celebra la segunda edición de la Feria del cómic de autor y la edición independiente, que tendrá lugar entre hoy y mañana en diversos puntos de Madrid. A nosotros podréis encontrarnos desde las 11.00 hasta las 21:00 del sábado 30 de diciembre en Espíritu 23 (C/ Espíritu Santo, 23), donde tendremos un stand de venta junto a todas estas otras editoriales y colectivos.
  • Presentación Señores del Caos. Este lunes 2 de diciembre, a las 20:00 horas, estaré en la librería The cómic Co. (C/ Divino Pastor, 17) acompañado por Miguel Porto (portadista e ilustrador del libro) y los amigos de Vidas de Papel (junto a los que hemos editado esta cuquísima carpeta de serigrafías) para presentar en sociedad Señores del caos: el sangriento auge del metal satánico, de Michael Moynihan y Didrik Søderlind.

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lunes 1 de abril de 2013

La escena del crimen

«La escena del crimen. Nuevas aproximaciones al género negro norteamericano» es el título del artículo con el que he colaborado en Supercómic, una antología de ensayos sobre historieta contemporánea coordinada por Santiago García y editada por Errata Naturae que hoy sale a la venta. El libro viene a sumarse a otros volúmenes de la misma editorial dedicados a explorar desde múltiples perspectivas fenómenos de la cultura popular como los videojuegos (Extra Life), las series de televisión (The Walking Dead, The Wire) o la crónica negra (Asesinato en América), y si os queréis hacer una buena idea de quiénes son sus autores y cuáles son sus contenidos, aquí podréis leer completa la introducción de Santiago, en la que además de presentar el contexto y los temas de la antología, repasa y comenta todos los artículos que la componen (en total once, más una historieta de Max con Mireia Pérez).
En lo que respecta a mi aportación en concreto, poco puedo añadir a su explícito título, al margen de que una de las recomendaciones que me hizo Santiago al encargármela fue que la escribiera pensando no tanto en un lector habitual de cómics como en un lector habitual de Es Pop; alguien interesado en la cultura popular en general y con un aprecio particular por el género negro en concreto que pudiera tener cierto interés por dar el salto y añadir unos cuantos tebeos a su dieta habitual de ficción criminal. Con ese objetivo en mente y como guiño al estupendo tebeo homónimo de Ed Brubaker, Michael Lark y Sean Philips que me sirvió de pistoletazo de salida y punto de partida para desarrollar todo el artículo, surge este «La escena del crimen», cuyos párrafos introductorios reproduzco a continuación:

Impulsado por el boom de los escritores escandinavos y reforzado por el arrollador éxito de populares series de televisión marcadas de una u otra manera por el elemento criminal, aunque sea desde perspectivas tan distintas como en Los Soprano, The Wire o Breaking Bad, el género negro parece estar viviendo un extraordinario resurgir comercial que no podía dejar de tener su eco en el mercado de la historieta. No es un fenómeno nuevo. Aunque raras veces haya asumido la preponderancia de otros géneros como la ciencia-ficción y particularmente los superhéroes, la narrativa criminal cuenta no obstante con una rica tradición en el cómic norteamericano, al menos desde el punto de vista cualitativo, con momentos particularmente álgidos como la era dorada de las tiras diarias (con aportaciones tan notables como el Dick Tracy de Chester Gould o Agente secreto X-9 de Alex Raymond y Dashiell Hammet) o durante los años cuarenta y cincuenta (su momento de mayor éxito comercial, cuando cabeceras como Crime Does Not Pay alcanzaban ventas superiores al millón de ejemplares mensuales a la vez que anticipaban el fenómeno de la ficción basada en crímenes reales que posteriormente popularizaría Dragnet en la televisión y dignificaría A sangre fría en la literatura). Ya en los noventa, autores surgidos tanto de la gran industria (Frank Miller con su Sin City) como de la más rabiosa independencia (David Lapham y su autoeditado Balas perdidas) anticiparon el regreso a la palestra del noir con mayúsculas, más allá de la parodia, los vulgarismos y los lugares comunes (el sombrero y la gabardina) que tan a menudo suelen suplir la ausencia de ideas o de un enfoque verdaderamente personal, particularmente en géneros con unos rasgos estilísticos tan marcadamente reconocibles a partir de cuatro clichés como el policiaco. Afortunadamente, lo que hace tan sólo una década podía considerarse poco menos que una presencia prácticamente anómala, parece estar afianzándose poco a poco como una nueva vía, todavía pequeña pero jugosa, para los amantes del noir. El presente texto no pretende ser ni mucho menos una guía exhaustiva del nuevo cómic de género negro, sino simplemente una serie de reflexiones acerca de algunas aproximaciones recientes al mismo, con la intención de contextualizarlas mínimamente en el actual panorama literario y audiovisual, no porque la historieta como medio carezca de sobrada entidad por sí misma, sino pensando únicamente en que, quizá, esta vía pueda resultar más transitable o familiar para aquellos aficionados al género negro en general que anden buscando una puerta de entrada al mundo de la viñeta.
Continúa en Supercómic.

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sábado 17 de noviembre de 2012

Viva la gente de Radio Vallekas


Hace un par de semanas tuve el placer de participar en «Viva la Gente», el programa de entrevistas que conduce y presenta los sábados por la tarde en Radio Vallekas el cómico y guionista Pepón Fuentes. Pepón y yo somos amigos desde hace tiempo, vivimos juntos los (en mi nada objetiva opinión) mejores años de Paramount Comedy e incluso lo saqué por aquí en una de las primeras entradas de este blog haciendo como que leía la edición americana de Los trapos sucios. Quiero decir con todo esto que se trata de una persona que me conoce bien, que ha vivido de cerca el periplo de Es Pop Ediciones y que, como resultado, fue capaz de sacarme una entrevista a la vez informada e informal, cosa que aunque parezca fácil no lo es. Aquí la dejo por si os sobra una hora que no sabéis muy bien cómo matar.

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viernes 21 de septiembre de 2012

La primera novela del siglo XX

El 20 de abril de este año se cumplía el centenario del fallecimiento de Bram Stoker, conmemorado por la Fundación Luis Seoane de A Coruña mediante la exposición «Drácula: un monstruo sin reflejo», comisariada por Jesús Egido y complementada el pasado julio con un curso de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en el que tuve el placer de participar junto a conferenciantes como Luis Alberto de Cuenca, Javier Alcázar, José Luis Castro de Paz, Emma Cohen y Jesús Palacios. A raíz de todo aquello, Reino de Cordelia acaba de publicar un precioso volumen que reúne textos de los autores ya mencionados junto a una abundante colección de imágenes. Para celebrarlo, recupero aquí esta serie de notas que me llevé como apoyo y escaleta para la charla y que combinan algunas ideas ya expuestas en trabajos como mi edición de Drácula para Valdemar, el prólogo para el volumen Cuentos de medianoche y el artículo «El padre del vampiro» (incluido en este Drácula: un monstruo sin reflejo), junto a otras nuevas que aún ando madurando.

1. Todas las novelas, particularmente las novelas que han perdurado —eso que hemos dado en llamar clásicos—, tienen su particular mito de creación. En el caso de Drácula, de Bram Stoker, hay dos pilares básicos sobre los que se suele alzar dicho mito. Dos verdades aparentemente inmutables a juzgar por lo mucho y a menudo que se repiten. Una de ellas tiene que ver con el propio Stoker: gran maestre del horror y encarnación de la dualidad victoriana, correcto y moralista de puertas afuera, torturado en su interior por oscuras visiones de deseo que le condujeron de manera irremediable a la literatura de terror como única válvula de escape. La otra, tiene que ver con su personaje: Drácula, Vlad Tepes, el empalador; terrible figura histórica convertida en icono del horror. Ambas «verdades» son falsas.

2. Efectivamente, Stoker tenía un marcado interés por lo macabro y escribió varias novelas de terror. Es altamente dudoso, sin embargo, que le hubiera gustado pasar a la posteridad como mero asustaviejas. De hecho, sus novelas de miedo no llegan a ocupar ni siquiera el cincuenta por ciento de su producción, entre la cual podemos encontrar novelas costumbristas, aventuras marineras, relatos infantiles, denuncia social, ensayos históricos e incluso la que consideraba la obra más importante de su vida: una extensa biografía de su amigo y patrón, Henry Irving, el actor más famoso de la Inglaterra victoriana. Así pues, por mucho que habitualmente tendamos a presentarle como tal, Stoker no era ni mucho menos el Stephen King de su época. (De hecho, como sabrá cualquiera que le haya leído a fondo, ni siquiera Stephen King es «el Stephen King» de la nuestra; pero ese es otro tema).

3. Stoker nació en 1847 en Clontarf, un suburbio de Dublín. Fue consumado deportista y un entusiasta y ardiente defensor de la poesía de Walt Whitman, en cuya obra encontraría la plasmación perfecta de su ideal masculino, el de «los hijos de Adán», descritos en Hojas de Hierba como aquellos que «saben nadar, remar, montar, pelear, disparar, correr, golpear, retirarse, avanzar, resistir, defenderse a sí mismos». Una definición que encaja como un guante a la siempre animosa pandilla de cazavampiros formada por Jonathan Harker, Arthur Holmwood, Quincey Morris y el doctor Seward, guiados con mano firme por Abraham Van Helsing, un «intelectual aventurero» cuyos talentos se asemejan no poco a los atribuidos por Stoker a Whitman: «Sumamente inteligente, abierto de miras, tolerante en grado sumo; la simpatía encarnada; comprensivo con una perspicacia que parecía más que humana. ¡Un hombre entre los hombres!». Curiosamente, esta influencia no suele aparecer casi nunca en los análisis críticos de la obra de Stoker.

4. En 1878, Stoker abandonó el funcionariado para convertirse en manager de Irving, con el que había entablado amistad gracias a su labor como crítico teatral de un periódico dublinés. Siempre se le ha echado en cara a Stoker cierta torpeza retórica y es cierto que, por lo general, su literatura es desmañada, poco pulida. En realidad su producción habría que calificarla poco menos que de milagrosa. Su labor como manager de Irving incluía la administración de su compañía teatral: el Lyceum. Stoker se encargaba de llevar las cuentas, organizar las giras, supervisar todo lo que tuviera que ver con la parte más pesada del trabajo teatral. Por si eso fuera poco, hacía las veces de secretario particular de Irving, cuya correspondencia contestaba. En realidad, desde que empezó a trabajar para Irving y hasta el día de su muerte, Stoker únicamente pudo permitirse escribir, de manera frenética y acelerada, durante las vacaciones. Toda su obra se redactó en condiciones adversas, más propias de un aficionado aventajado que de un escritor profesional. Toda, con una única excepción: Drácula.

5. Stoker dedicó nada menos que 7 años a la elaboración de Drácula. Sus primeros apuntes para la novela datan de 1870 y muestran un nivel de preparación inaudito para él. Estando de vacaciones en el pueblecito costero de Whitby, aprovechó para empaparse de la historia y el dialecto local, que luego reflejaría casi verbatim en la novela, una de cuyas secuencias más memorables, la dramática entrada en el puerto de la goleta Demeter, está inspirada directamente en el encallamiento real de una goleta rusa, la Dimitri. Las notas de Stoker incluyen bocetos de la costa de Whitby, decenas de palabras marineras y varias páginas de referencias copiadas en la biblioteca local, principalmente de obras como El libro de los hombres lobo de Sabine Baring Gould y Supersticiones transilvanas de Emily Gerard. Estos dos libros resultan particularmente importantes porque, aunque debido al cine se haya acabado identificando a Drácula con el vampiro romántico, demuestran que Stoker hizo un esfuerzo consciente por alejarse de esa imagen popularizada por Byron (el monstruo renuente y torturado de El Giaour), convirtiendo a su personaje en una especie de fuerza de la naturaleza surgida de una tierra misteriosa y primitiva. De Gerard tomó el ambiente, una Rumanía embrujada y mística. De El libro de los hombres lobo, el animalismo e incluso la descripción física del mismo conde Drácula, muy parecida a la que da Baring-Gould de los licántropos cuando se encuentran en forma humana: unicejo, dedos cortos y achaparrados, pelo en las palmas de las manos…

6. En principio Stoker pretendía titular su novela The Undead, «el no muerto». De hecho, tardó mucho en cambiar de opinión, prácticamente hasta pocas semanas antes de su publicación se seguía refiriendo a ella con dicho título. Peor aún, su vampiro respondía originalmente al sumamente aburrido nombre de conde Wampyr. Aquí es donde entra en juego un tercer libro, el árido Un informe sobre los principados de Valaquia y Moldavia, de William Wilkinson, cónsul británico en Bucarest. Por él, Stoker averigua que: «Valaquia continuó pagando tributo hasta el año 1444, cuando Ladislao, rey de Hungría, preparándose para guerrear contra los turcos, captó al voivoda Drácula para formar una alianza con él. Las tropas húngaras marcharon a través del principado y a ellos se les unieron cuatro mil valacos al mando del hijo de Drácula. Drácula, en el idioma valaco, significa Diablo. Los valacos, entonces como ahora, estaban acostumbrados a darle este nombre a cualquier persona que se hiciera notar, bien por su valor, su crueldad o su astucia».
Esta, y sólo esta, es la única referencia real y documentada al Drácula histórico conocida por Stoker. Como puede comprobarse, en ningún momento se menciona el nombre de Vlad Tepes ni su afición por los empalamientos. Así pues, ¿está el nombre de Drácula inspirado en el apodo real de Vlad el empalador? Sí. ¿Están el personaje de Drácula, su caracterización, su pasado o su comportamiento basados o inspirados en modo alguno en Vlad el empalador? Rotundamente no. La «relación», de hecho, ni siquiera salió a relucir hasta que un astuto historiador rumano llamado Radu Florescu supo captar el potencial de la misma y hacer carrera con ella. Por lo visto, la historia de que un escritor con fama de mediocre diese en el clavo por una vez en la vida tras inspirarse en un entonces ignoto personaje real parece tener más atractivo que la del autor que, por una vez en la vida, dedica siete años de trabajo a pulir su talento en bruto.

7. Un punto importante de inflexión en la creación de la novela tuvo lugar en el año 1893. Dándose cuenta de que la tarea de organizar Drácula es mucho más ambiciosa que cualquier otra cosa que haya acometido hasta entonces, Stoker decide abordarla como si fuese una de las giras del Lyceum. Coge un calendario y distribuye todos los acontecimientos de la novela día a día. Llega incluso a copiarse los horarios de los trayectos de los trenes que deberán tomar los protagonistas. A partir de entonces, la trama apenas se desvía de un esquema bien rígido. En otros aspectos, Stoker sigue dudando. Algunos personajes desaparecen, otros quedan fusionados, como Van Helsing, que acaba adoptando las características de hasta tres personajes distintos. Lo que sí parece claro, a juzgar por sus notas, es que para 1894 Stoker tiene ya clara tanto la escaleta de todo lo que va a suceder como el dramatis personae. Aun así, todavía tarda dos años más en darle forma a la novela, llegando a descartar más de cien páginas de su tramo inicial. ¿Por qué dedicó tanto trabajo Stoker a esta novela en particular? ¿Por qué no la despachó en unas cuantas semanas, tal como hizo con el resto de sus obras? ¿Sabía que tenía algo especial entre manos?

8. Una cosa que pocas veces nos paramos a pensar cuando leemos una novela de época es cómo la visualizamos. Nuestra imagen mental está indefectiblemente contaminada por años de bombardeo mediático. Cuando un autor victoriano, por ejemplo, describe a un personaje como «alto», probablemente se esté refiriendo a una persona diez o quince centímetros más baja que aquella en la que estamos pensando nosotros. Los conceptos de belleza también han cambiado enormemente. Sin embargo, cuando un escritor decimonónico escribe sobre gente bella, nosotros la visualizamos a nuestra manera. Es decir, aportamos una información visual, sensorial, que en cierto modo nos aleja de una interpretación rigurosa de la novela.
De esta manera, es muy posible que, casi sin quererlo, hoy en día abordemos Drácula principalmente como una novela «de época». Sin embargo, para el lector del momento, lo más probable es que fuera el equivalente de Misión Imposible, una aventura en la que continuamente se están empleando los últimos avances de la tecnología, aparatos que para mucha gente seguían siendo casi de ciencia ficción: Jonathan Harker tiene una cámara portátil Kodak, inventada en 1888. Seward graba su diario mediante un fonógrafo. Continuamente se utilizan las más recientes innovaciones: lanchas motoras, rifles de repetición, máquinas de escribir portátiles. Incluso las ideas son nuevas: la transfusión sanguínea, la criminología, la liberación de la mujer. Todo apunta, en fin, a un enfrentamiento entre tecnología y modernidad contra atavismo y fuerza bruta. Este enfrentamiento se da de manera tan tangible y a tantos niveles que no es de extrañar que Drácula se haya convertido en una especie de espejo en el que reflejar todo tipo de conflictos coyunturales. Como decía antes, cuando leemos aportamos al texto, indefectiblemente, nuestro entorno, nuestra realidad, como herramienta para desentrañarlo. Así, Drácula ha sido interpretada en clave marxista en los sesenta, postfeminista en los setenta, como metáfora de la plaga en los ochenta… y lo cierto es que sirve de caja de resonancia para todo eso y más.

9. Pero este exceso de interpretaciones antropológicas, ideológicas, sexológicas o patafísicas, para las cuales, como digo, Drácula se presta muy bien gracias a esa tensión que le sirve de motor, ha dejado de lado en gran medida su estudio como obra de literatura. El consenso parece ser: Stoker, escritor por lo general mediocre, da por una vez con una buena idea, tan marcada por su inconsciente febril, por los traumas propios de su época, que crea un villano memorable fácilmente moldeable y adaptable a los traumas de cualquier otra, algo que explica en gran medida su longevidad. Y sí, todo eso es cierto en parte. Pero hay más. Aunque la novela epistolar no sea ni mucho menos un invento de Stoker, es él, siguiendo el ejemplo de La dama de blanco de Wilkie Collins, quien la lleva a su máxima expresión. Es más, la trasciende: Drácula no es tanto una novela epistolar como multidocumental. Los personajes escriben diarios, telegramas, cartas, y acumulan recortes de periódicos, informes e incluso grabaciones. Por si eso fuera poco, llegado cierto momento, se nos indica que los personajes ponen en común todos sus hallazgos, sus escritos y sus legajos, y que lo que estamos leyendo es una transcripción realizada, modificada y reordenada por ellos mismos de lo sucedido hasta entonces. Están dando su versión de los hechos y esa es la única que podremos llegar a conocer, pues Drácula ha destruido convenientemente los documentos originales, lo cual está prácticamente a un paso de la metaficción. Por otra parte, no voy a llegar tan lejos como para decir que la multiplicidad de puntos de vista narrados en primera persona sea un equivalente del monólogo interior joyceano, pero apunta en la misma dirección. Esta fragmentación y esta subjetivación narrativa, a la cual estamos hoy en día sumamente acostumbrados, es realmente novedosa y radical para su momento y resulta fundamental para que su lectura nos siga resultando hoy en día tremendamente fresca. Drácula es una novela mucho más elaborada, original y literariamente compleja de lo que se le ha querido acreditar, y como objeto de estudio sigue siendo tan fascinante hoy como entonces. En mi opinión, desde luego, no se trata ya de una novela del siglo XIX, sino una de las primeras del XX.

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lunes 25 de junio de 2012

Experimentos con gaseosa: Poesía cruel

Tal como os anunciaba hace unos meses, este año nos habíamos planteado realizar alguna prueba que nos sirva para comprobar si realmente existe un modelo viable de edición por suscripción o «a la carta» que permita a editoriales pequeñas como la nuestra mantener un contacto más directo con sus lectores, para mutuo beneficio de ambas partes. El momento ha llegado y a partir de hoy tenemos un proyecto abierto en Verkami, la plataforma de crowdfunding. Se trata de Poesía cruel, novela de Vicki Hendricks que en su momento anunciamos como número 5 de la colección Valdemar/Es Pop. ¿Por qué Verkami, por qué el crowdfunding y por qué este título en concreto? La respuesta en los siguientes párrafos. Permitidme en cualquier caso que, antes que nada, os resuma la información básica.

· Verkami es una plataforma de micromecenazgo que gestiona la financiación de proyectos con la suma de aportaciones individuales. Cada proyecto tiene un máximo de 40 días para reunir la cantidad necesaria para su realización. Si pasados esos 40 días el importe sigue sin reunirse, el proyecto queda cancelado. Las aportaciones de los mecenas, en este caso de nuestros lectores, sólo se harán efectivas en caso de que el proyecto consiga alcanzar la financiación indicada. Es decir: nadie tendrá que adelantar ni un solo duro hasta que la viabilidad del proyecto haya quedado plenamente garantizada.

· Poesía cruel no se va a editar de manera tradicional. Nuestra intención, si todo va bien, es llevarlo también a librerías en un futuro, PERO (y se trata de un gran pero) el objetivo principal no es ese: el objetivo principal es editarlo para aquellos lectores que inviertan en su realización (los cuales obtendrán condiciones ventajosas a cambio de su colaboración). Si no conseguimos reunir al número de mecenas necesario para ello, el libro simplemente no se editará.

· Si habéis disfrutado con cualquiera de las cuatro anteriores novelas de la colección, creo sinceramente que Poesía cruel no os va a defraudar en lo más mínimo. En cualquier caso, una obra ha de hablar por sí misma y convencer con sus propios argumentos. Por ello, y porque sé que la aportación que pedimos merece algo más que promesas, hemos preparado un avance con las primeras 80 páginas de la novela.

  • Podéis descargaros el avance de Poesía cruel pinchando aquí.
  • Más información sobre el proyecto, recompensas y cómo realizar las aportaciones, pinchando aquí.

La portada del libro estará ilustrada por Abel Cuevas.

¿Por qué recurrir al micromecenazgo?
Hace ya tiempo que le venimos dando vueltas a la idea de poner en marcha una iniciativa como esta. En un mercado como el literario, cada día más reducido y fragmentado, verte obligado a realizar tiradas mínimas de 2.000 ejemplares para poder llegar a todos los puntos de venta exigidos por tus distribuidores es un riesgo que en ocasiones raya en lo absurdo, sobre todo cuando uno ha comprobado que el público potencial de sus libros es bastante más reducido. En el caso de Valdemar/Es Pop, las ventas de nuestros anteriores títulos se han movido en torno a los 800 ejemplares; sin embargo, la cantidad de porcentaje que del PVP se reparten entre la distribuidora y el librero (entre el 55% y el 60%) ha dado como resultado que los ingresos apenas nos hayan bastado para cubrir la imprenta. Tradicionalmente, lo que suele hacer el editor es rebajar el umbral de amortización (el número de ejemplares vendidos a partir de los cuales quedan cubiertos los gastos de la realización). El problema es que eso necesariamente pasa por aumentar el precio. Ejemplo práctico: cuando lanzamos Acero y A la cara (cuyas tiradas fueron de 3.000 ejemplares) calculamos el PVP de manera que el umbral de amortización estuviera en los 1.000 ejemplares. Era un riesgo que asumimos porque los libros nos parecían lo suficientemente atractivos y porque queríamos destacar con un precio algo más económico que el de la media. Acero se puso a la venta a 17 € y A la cara a 16 €. Si hubiéramos puesto el umbral en los 800 que realmente se han vendido, su PVP habría sido de 21 € y de 20 € respectivamente. Eso, sin embargo, sólo nos habría bastado para cubrir gastos. Si hubiéramos querido tener un mínimo beneficio, tendríamos que haber puesto el umbral de amortización en 600 ejemplares. El PVP en este caso habría sido de 28 € en el caso de Acero y 26 € en el de A la cara. Ese es, como decía, el recurso tradicional: encuentras tu hueco en el mercado y adecuas los precios de tu producto al número de compradores que sabes que tienes como media (ahora ya sabéis por qué de un tiempo a esta parte abundan tanto los libros de veintimuchos euros, particularmente entre las editoriales independientes).

Pero, ¿y si hubiera otro recurso? ¿Y si en vez de adecuar el precio a esos 800 compradores de media pudiéramos adecuar la media al precio? En teoría, es posible. Cada 100 libros vendidos de manera tradicional son en realidad el equivalente a 45 libros vendidos de manera directa, sin intermediarios (como os decía más arriba, el 55% del PVP queda repartido entre el distribuidor y el librero). Por la misma regla de tres, 800 libros son el equivalente de 360. Y 360 compradores serían los que necesitaríamos para poder seguir editando la colección Valdemar/Es Pop sin tener que recurrir a subidas de precio exageradas que en realidad a nadie benefician. ¿Sería posible para una editorial minúscula como Es Pop llegar de manera directa a 360 compradores dispuestos a apostar por la continuidad de una colección que, aunque dista de ser un éxito, sí ha demostrado al menos la existencia de un número concreto y fiel de lectores interesados en un tipo de narrativa y una estética muy concretas? Esa es la pregunta que vamos a intentar responder con este experimento.

¿Por qué Verkami?
Nuestra intención en el futuro, en caso de que la experiencia resultara ser lo suficientemente prometedora, sería crear una funcionalidad de micromecenazgo propia para la web de Es Pop. Sin embargo, plantearse semejante tarea sin contar siquiera con una prueba piloto nos parecía una pérdida de tiempo. El principal problema de las plataformas de crowdfunding existentes es que tienes que registrarte como usuario de las mismas para poder aportar, algo que a muchos les genera suspicacias. El hecho de que tengamos varios amigos que han lanzado proyectos desde Verkami y la idea, equivocada o no, de que podamos compartir público con ellos (público que, por lo tanto, ya será usuario de Verkami) ha tenido no poco peso a la hora de decidirnos por ellos. Al margen de eso, su interfaz es clara, limpia y fácil de usar. Y 250 fans de Joan Colomo no pueden estar equivocados.

Grandes damas del noir contemporáneo: Megan Abbott, Vicki Hendricks y Christa Faust (con un señor).

¿Por qué Poesía cruel?
Desde el primer momento, la colección Valdemar/Es Pop se planteó como un escaparate de nuevos autores, en su gran mayoría inéditos en nuestro país y caracterizados por practicar una literatura enérgica, directa, seca, sin concesiones, heredera de los grandes maestros del pulp y la mejor novela popular de los años cincuenta y sesenta. Al igual que sus precedentes en la colección, Vicki Hendricks es una autora prácticamente desconocida en España. En Estados Unidos, sin embargo, cuenta con un selecto grupo de seguidores que la han convertido en una de las principales figuras de culto del género negro contemporáneo. Admirada y continuamente ponderada por autores como Dennis Lehane, Michael Connelly, George Pelecanos, Lauren Henderson y Megan Abbott, la obra de Vicki Hendricks se caracteriza por un pronunciado erotismo que da forma e ímpetu a sus viscerales radiografías de la parte más impulsiva de la naturaleza humana.

Poesía cruel es su novela más reciente y un perfecto ejemplo de por qué la crítica ha llegado a afirmar que «aunque Chandler, Hammett y Cain podrían escandalizarse ante sus ocurrencias, Hendricks es su primer y verdadero equivalente en femenino». La trama sigue las andanzas de Renata, una joven y amoral prostituta de Miami Beach cuyo encanto embriagador parece seducir por igual a hombres como Richard, un profesor universitario cuya fascinación por Rennie amenaza con echar a perder su trabajo y su matrimonio; a mujeres como Jules, su tímida y timorata vecina que la tiene como protagonista de sus fantasías; e incluso a animales como Pepe, su pitón birmana. Sin embargo, el mundo secreto de sexo y deseo frecuentado por Renata no está exento de peligros y depredadores más voraces que los caimanes que pueblan los Everglades; peligros para los que sus diversos enamorados no están ni mucho menos preparados y que podrían desembocar en un verdadero baño de sangre. Tórrida y febrilmente turbadora, Poesía cruel es precisamente el tipo de novela que difícilmente podría encontrar un lugar en el catálogo de otra editorial más convencional. Ayúdanos a dar a conocer la obra de Vicki Hendricks y recuerda:

  • Avance de 80 páginas de Poesía cruel pinchando aquí.
  • Más información sobre el proyecto, recompensas y cómo realizar las aportaciones, pinchando aquí.

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lunes 19 de marzo de 2012

Ajetreos varios

Este miércoles 21 de marzo, como parte de las actividades complementarias a la exposición Max: Panóptica 1973-2011, que puede verse en la sede del Instituto Cervantes en Madrid hasta el próximo cinco de mayo, estaré moderando una charla entre cuatro titanes de las viñetas: Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí (autores de Las serpientes ciegas) y Antonio Altarriba y Kim (autores de El arte de volar). También intervendrá Fernando Tarancón, editor de Astiberri, y hablaremos principalmente sobre el tema de la creatividad compartida, centrándonos en los procesos y las particularidades de ese acto colaborativo que son los tebeos a cuatro manos. El título de la charla es «Como perros: diálogo entre imagen y palabra» y tendrá lugar, como decía, este miércoles a las 19:30 en el salón de actos del Instituto Cervantes (C/ Alcalá, 49). Más información aquí.

Para rematar la semana, el viernes 23 compartiré mesa con Borja Crespo y Chema García en la presentación de su nueva obra: Cortocuentos 2 (para cuya realización se han rodeado en este caso de un plantel de colaboradores de lujo; echad un vistazo). Será en el Café Molar de Madrid, en la C/ de la Ruda, 19 (a escasos pasos del metro La Latina). Este viernes a las 20:00 horas. Si os apetece, allí nos vemos.

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viernes 27 de enero de 2012

Doce meses por delante

Dos tipos muy distintos de editor,  barruntándose el meteorito.

2012 va a ser un año decisivo para la consolidación de este proyecto loco que es Es Pop Ediciones. Por si no tuviéramos bastante con todo lo que ya nos traemos entre manos (que, visto desde fuera, seguro que parecerá más bien poca cosa, pero desde dentro, teniendo en cuenta nuestra infraestructura, podéis creerme: es un interminable número de malabares) hemos decidido meternos en camisa de once varas y pasar de editorial independiente a directamente insensata. Estas son algunas de las cosas que (si todo va bien) podéis esperar de los próximos doce meses.

· Edición por suscripción: estamos convencidos de que, en un mercado cada vez más compartimentado, el modelo de edición por suscripción será una de las mejores opciones al alcance de las pequeñas editoriales que sean capaces de ganarse un mínimo de seguidores. Por ello, en marzo queremos hacer una primera prueba para testar las aguas. Si la cosa funciona bien, ¿quién sabe? En un futuro podríamos estar editando para vosotros más o menos «a la carta».

· Libro electrónico: también estamos preparando nuestros primeros eBooks y rediseñando por completo nuestra página web para, entre otras cosas, propiciar y potenciar su venta. Por supuesto, sin DRM. Y en los casos en los que sea posible (no os podéis ni imaginar la de movidas contractuales que implica obtener los derechos de reproducción del libro electrónico y la de condiciones que ponen las agencias), incluyendo cupón de descarga gratuita para quienes compren el libro físico.

· Es Pop Ensayo: nuestra colección insignia sigue adelante con su característico ritmo pausado. Estamos negociando ahora mismo tres nuevos títulos (uno sobre música, otro sobre cine y un tercero sobre cómic) que anunciaremos tan pronto como vayan quedando asegurados. La colección seguirá oscilando entre el cartoné con sobrecubierta para los libros más voluminosos y la encuadernación en rústica para las reediciones y los títulos de menor tamaño.

· Una mayor apuesta por la narrativa, a través del lanzamiento de tres nuevas colecciones.La primera: Pulpo Negro, dedicada a la novela contemporánea, de cuyos dos primeros títulos, Luna de casino: una novela de Atlantic City (de Peter Blauner) y Diablos de polvo: una novela de Ciudad del Cabo (de Roger Smith) empezaremos a hablar muy a fondo dentro de nada.

· La segunda: Es Pop Narrativa – Biblioteca de Nuevos Clásicos. El nombre ya es bastante explicativo de por sí, pero por profundizar un poco más en su razón de ser: la idea es recuperar obras maltratadas por la crítica, vilipendiadas por el público o incluso perseguidas por la justicia en el momento de su publicación (por inmorales, intrascendentes o «subliterarias» según los cánones de la época) que hayan sobrevivido saludablemente a sus detractores hasta acabar convertidas en clásicos por derecho propio. ¿Un caso paradigmático? El de la novela que inaugura la colección: El amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence, en una traducción completamente nueva y profusamente anotada (los que conozcáis mi edición del Drácula de Stoker para la colección Gótica de Valdemar ya os podéis hacer una idea de por dónde irán los tiros).

· La tercera: Colección Sepia – Es Pop Narrativa Breve. Extensión o complemento de la anterior, de menor tamaño y dedicada a lo que los americanos llaman novella: ese formato que se mueve entre el cuento largo y la novela corta. Ejemplos perfectos del mismo son dos de los primeros títulos que pondremos pronto en las librerías: Lady Susan, de Jane Austen, y El Monstruo, de Stephen Crane.

Los premios.

El plan de publicación es, como decía al principio, ridículo para cualquier editorial que se precie, pero sumamente ambicioso para una de nuestras características. Y somos perfectamente conscientes de que para que llegue a buen puerto vamos a necesitar vuestra colaboración, no sólo como lectores sino, tanto o más importante, como transmisores e interlocutores. Así pues, queremos iniciar el año dándole un buen empujón a nuestras redes sociales para que puedan servir adecuadamente de trampolín a todas las novedades que empezaremos a anunciar en marzo. Para ello, se nos ha ocurrido organizar el siguiente concurso:

· Todos aquellos usuarios que empiecen a seguirnos en twitter o facebook a partir de hoy y hasta las doce de la noche del 29 de febrero, entrarán automáticamente en el sorteo de dos lotes de libros compuestos por los cuatro títulos publicados hasta ahora en la colección Valdemar/Es Pop (Acero, A la cara, Capturado y Reina del Crimen) más la reedición en rústica de Los trapos sucios de Mötley Crüe. Eso sólo por apuntarse.

· Y como nos parecería feo recompensar sólo a los recién llegados y no a los que lleváis con nosotros desde el principio, todos aquellos que ya sean seguidores de Es Pop Ediciones en twitter o facebook y nos ayuden a difundir bien el concurso (vinculando, por ejemplo, esta entrada del blog), bien la editorial en general (ya sea tuiteando vuestros motivos para seguirnos o recomendando nuestros libros o línea editorial de la manera que os parezca más pertinente y, por supuesto, sincera; no son falsos halagos lo que andamos buscando) entrarán en el sorteo de la botella de whisky que tuneamos y fotografiamos para crear la portada de la reedición de Los trapos sucios acompañada de dos libros de la colección Es Pop Ensayo a elegir por el ganador. Recordad, eso sí, integrar siempre «@EsPopEdiciones» en el tuit o vincular vuestra mención en nuestro muro de facebook, condición ineludible para que nos enteremos de vuestros comentarios y podamos incluiros en el sorteo. Mucha suerte para todos y gracias por anticipado por participar y ayudarnos a crecer.

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domingo 18 de diciembre de 2011

Historias del barrio

El centro de Palma, esa urbe que los peninsulares tienen la extraña manía de denominar metonímicamente Mallorca y que los mallorquines llamamos con característica pachorra isleña “Ciutat” (como para dejar claro que, efectivamente, es la única que tenemos), ha cambiado mucho en estos últimos treinta años. Para saber cuánto, uno no tiene más que asomarse a las páginas de Historias del barrio, un cómic escrito por Gabi Beltrán y dibujado por Bartolomé Seguí que he tenido el honor de prologar. Y cuando utilizo la palabra «honor» no lo hago con la boca chica. Gabi, como ya sabrán los más avezados seguidores de Es Pop Ediciones, es también un excelente ilustrador y el diseñador de nuestro logo, ese pulpo marciano que nos observa siempre con su único ojo desde la columna derecha. Seguí, por su parte, es desde hace muchísimo tiempo uno de mis dibujantes favoritos y, junto a Max, creo que el más claro ejemplo para los lectores de mi generación de que no sólo era posible dedicar tu vida al cómic (o a la escritura o a las artes en general), sino que era posible dedicar tu vida al cómic siendo mallorquín (supongo que en estos tiempos de globalización e interconectividad las cosas habrán cambiado, pero si algo recuerdo perfectamente de mi infancia es esa sensación de, perdonad la perogrullada, aislamiento; la idea de que todo aquello que más nos gustaba, los tebeos, las películas, los libros… tenía que venir indefectiblemente de fuera). Juntos, Gabi y Tomeu han parido una obra tan personal, tan sentida, tan dolorosamente sincera y tan… sí, tan mallorquina dentro de su universalidad, que me hace verdaderamente feliz haber tenido la posibilidad de colar mi nombre entre sus páginas. Igual que me alegra comprobar que, en apenas un par de semanas, han comenzado a proliferar las reseñas de aquellos que, como yo, consideran Historias del barrio uno de los mejores tebeos del año. Aquí os dejo, pues, el prólogo, esperando que sirva para abriros un poco el apetito. Que lo compréis, vaya.

Historias del barrio
De ciertos autores suele decirse, cuando dan realmente en el clavo, que «han nacido» para producir tal o cual obra. Sin embargo, yo jamás me atrevería a afirmar que Gabi Beltrán nació para escribir Historias del barrio, ya que me parece que no estaría sino restándole méritos y ninguneando el verdadero valor de su trayectoria como historietista en general y de estas memorias de adolescencia en particular: creo que aquí lo importante no es que Gabi naciera para escribirlas, sino que ha vivido para contarlas. Puede que de buenas a primeras la frase parezca excesivamente melodramática, pero cualquiera que creciese durante los años ochenta en el barrio chino de Palma (o en Palomeras; o en La Mina; o en Almanjáyar; o en Bilbao la vieja; desgraciadamente no será por falta de equivalentes) captará perfectamente el matiz.


Historias como las aquí reunidas raras veces se cuentan «desde dentro». Ciertamente, situaciones y calles como las descritas por Gabi llevan ejerciendo una poderosa atracción sobre todo tipo de pintores y escritores desde que el arte es arte. Sin embargo, son unas calles y unas situaciones a las que el artista suele asomarse desde fuera, mediante una aproximación más o menos sincera, más o menos veraz, más o menos descriptiva, pero pocas veces tan genuina, porque en el fondo dicho artista nunca dejará de ser un espectador. Y por mucho que uno se sumerja en el ambiente, por mucho que llegue a meterse hasta las trancas y se revuelque en el malditismo, la granujería, «la bohemia» o lo que sea con lo que pretenda darle un aire de (innecesaria) legitimidad a su arte, siempre seguirá teniendo, por una parte, el conocimiento de que ha elegido su destino de manera voluntaria y, por otra, la disimulada pero persistente convicción de que, si las cosas se ponen verdaderamente feas, siempre podrá recorrer el camino a la inversa. Y esos dos detalles son los que marcan la insalvable diferencia entre el que siempre será visitante en un lugar y el que se siente irremediablemente atrapado por él.

Calles como estas dan la bienvenida a los artistas, pero no tienen por costumbre engendrarlos. No porque los que las habitan anden faltos de capacidad para ello, sino simplemente porque sus aceras carecen del abono necesario para que brote el germen que llevan dentro. Como muy bien dice uno de los personajes de este tebeo, por muy listo que pueda ser un colega «en este barrio eso no le servirá de nada». El día a día se impone y la posibilidad de escapar no es sino una ilusión muy poco pragmática, algo de lo que uno nunca deja de ser perfectamente consciente. (Dicha condición, me atrevería a decir, se ve redoblada en el caso de nuestros protagonistas por el mero hecho de ser isleños; cuando tu mundo es tan pequeño que resulta imposible ignorar los límites físicos del mismo, esa sensación de encajonamiento, de destino inexorable, se multiplica por mil: ¿cómo va a poder sostener uno la fantasía de poner pies en polvorosa y kilómetros de por medio cuando, vayas en la dirección que vayas, nada te espera sino la infranqueable barrera del mar?).


Así pues, este álbum es en realidad el relato de una huida. Una huida que comienza con los primeros y tímidos intentos, aquí descritos, de Gabi por escapar a su entorno y que culmina, treinta años más tarde, también aquí, en el hecho físico de tener entre nuestras manos estas historias que nos revelan todo aquello que se le pasaba por la cabeza entonces y que jamás se vio con ánimos o capacidad de contarle a sus amigos; esto último me parece particularmente importante, pues es lo que nos confirma que, aunque Gabi no haya dejado atrás el barrio (¿quién podría?) ha aprendido a vivir con él, a expresarlo y a integrarlo en un nuevo lenguaje que no era el que por cuna le «correspondía»: el del arte. Más concretamente, el del cómic.


Y es en este punto de la discusión cuando debo introducir necesariamente a Bartolomé Seguí. Tomeu lleva más de dos décadas siendo, en lo que a mí respecta, uno de los autores más infravalorados de nuestro país. Cierto: ahora que tiene un Premio Nacional del Cómic (por Las serpientes ciegas, junto a Felipe Hernández Cava) y que publica regularmente en Francia, parece que por fin se le está empezando a otorgar parte del reconocimiento que se merece como uno de nuestros mejores dibujantes en activo, pero en cualquier caso, con Historias del barrio demuestra una vez más que todos los halagos se le siguen quedando cortos. Cualquiera que haya visto aunque sólo sea unas páginas de Locus de Barna, ¿Coca o ensaimada? o El sueño de México ya se habrá dado cuenta de que Seguí narra y planifica como pocos y que, sobre todo, tiene un excepcional sentido del espacio y la dimensionalidad que siempre ha explotado al máximo en esas maravillosas panorámicas urbanitas tan características de sus historietas. Todo lo cual sigue estando presente en estas páginas. Lo que realmente me asombra de este trabajo, sin embargo, es el modo en el que se ha lanzado a reinventar por completo su estilo sin dejar por ello de ser fiel a sí mismo (compárese si no Historias del barrio con su nueva obra junto a Cava, Las raíces del caos, dibujada prácticamente al unísono: es evidente que ambas han salido del mismo pincel, pero casi se diría que están pensadas con hemisferios distintos del cerebro, algo que a mí personalmente me parece poco menos que milagroso). El trazo completamente suelto y ágil de los personajes remite al de tebeos como Lola y Ernesto o Luigi es Luis, pero reducido a su esencia, como aquí, resulta más seguro y expresivo todavía; por momentos, incluso conmovedor. Y el retrato a la vez riguroso pero nada envarado que realiza del entorno, esa Palma estilizada pero perfectamente reconocible, es puro Seguí.

Por todo ello y más, Tomeu ha demostrado ser el catalizador perfecto que necesitaban estas Historias del barrio, pues, por razones que no vienen al caso, Gabi no estaba dispuesto a dibujarlas personalmente. Lo cual no quiere decir que nunca hubieran llegado a materializarse; quizá algún día se hubiese animado a contarlas; quizá en prosa pura y dura. Pero, sinceramente, creo que no habrían tenido el mismo peso emocional. Aunque con el paso de los años le hayan acabado dando un buen número de disgustos, no creo que sea una exageración decir que, en cierto modo, las viñetas salvaron la vida de Gabi. Cuando menos, le dieron una dirección, un destino: la posibilidad de otra isla. Que Seguí decidiera poner su pincel al servicio de estas historias para asegurarse de que veían la luz del día es otra buena muestra de su olfato como narrador y de su generosidad como autor.


Juntos, Gabi y Tomeu han recreado con suma fidelidad y desarmante honestidad una Palma de Mallorca que, en gran medida, ha dejado de existir: los ruidos del aire acondicionado han sustituido al aroma a melón y sandía que asomaba en verano por todos los balcones abiertos del barrio, y las maravillosas bodegas del centro, como aquella a la que Gabi iba a comprarle vino al señor Paco (apostaría que la misma a la que mis padres me enviaban a rellenar los canecos de Gin Xoriguer, en la calle de la Llotgeta, frente al horno con las mejores magranetes del barrio), hace ya tiempo que desaparecieron, al igual que las carnicerías de carne de caballo, los bares como el Toronto (reconvertido ahora en una especie de cafetería de diseño) y los vendedores de periódicos junto a los semáforos del paseo marítimo. Y sin embargo… y sin embargo todavía quedan vestigios entre todo el barullo cosmopolita, entre todos los Starbucks y los Zaras y los mimos y los hombres invisibles y los mariachis que pueblan el centro de Palma tal como indefectiblemente pueblan cualquier capital turística globalizada de hoy en día; a la que cae la noche y las transitadas arterias comerciales, como la calle San Miguel y Vía Sindicato, se van vaciando de gente y el bullicio va remitiendo, uno toma nuevamente conciencia de la maraña de oscuras bocacalles que lo rodean y recuerda de repente que basta apartarse un poco de la senda para meterse de lleno en el laberíntico entramado de callejas que, como buena ciudad medieval, marca el anárquico trazado del casco antiguo. Y vuelve a intuir el mismo e inaprensible aire de amenaza y tensión con el que no le quedó más remedio que aprender a vivir treinta años atrás, cuando recorría sus calles a diario. Porque, por mucho que uno quiera alejarse, el barrio perdura. Perdura en las calles y ahora, también, para nuestra enorme fortuna, en estas páginas nacidas en ellas.

Más sobre Historias del barrio
· Perra adolescencia, artículo de Lucía González para El Mundo.
· Un relato de dura adolescencia, artículo de Laura Calvo-Serrano para la Agencia Efe.
· Una muy buena reseña de David Fernández para Zona Negativa.
· Reseña de Álvaro Pons en La cárcel de papel.
· El poder del barrio, columna de M. Elena Vallés en Diario de Mallorca.
· Buena entrevista de Víctor Conejo con Gabi, también en Diario de Mallorca.

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martes 13 de diciembre de 2011

Gastronomía oculta

Desde la semana pasada y hasta el próximo 8 de enero, el museo de arte contemporáneo Es Baluard, de Palma de Mallorca, acoge «Palma: Unofficial Tourism», un proyecto del artista Iñaki Larrimbe en el cual he tenido el placer y la fortuna de colaborar, participando en la elaboración de una guía y un plano que ofrecen al visitante una serie de rutas alternativas a las del turismo más típico y tradicional. Copio de la nota oficial:

Palma: Unofficial Tourism es una intervención relacional y colaborativa en torno al fenómeno del turismo cultural en Palma. Para llevarla a cabo, Iñaki Larrimbe ha contado con la intervención de nueve colaboradores relacionados con la ciudad, que han realizado las rutas temáticas siguientes:
· Pedro Barbadillo: “Palma de cine”. Un recorrido por espacios relacionados con el mundo del cine.
· Pere Joan y Enriqueta Llorca: “Escaparates (con solera y peculiares)”. Comercios en donde el gusto o capricho personal sobrevive.
· Ata LaSalle: “Famosos”. Desmitificando la huella de algunos personajes populares.
· Jordi Martínez: “Palma urvana”. Edificios en construcción, en ruina, abandonados.
· Ana Nieto: “Palma-piscinas”. Un recorrido por algunas piscinas de la ciudad.
· Jordi Pallarès: “Intervenciones gráficas urbanas”. Intervenciones urbanas −de autor, pseudónimas o anónimas.
· Oscar Palmer: “Gastronomía oculta”. Descubrimos algunos tesoros gastronómicos desconocidos, en gran medida, por el turista.
· Marina P. de Cabo: “Palma la nuit”. Una selección de los locales emblemáticos de la noche palmesana.

Tanto la guía como los planos pueden recogerse gratuitamente en una caravana dispuesta para tal fin junto a la puerta del museo y también están disponibles en issuu. La guía, en castellano y catalán, puede verse y descargarse aquí. Y el mapa, en castellano, aquí. También hay versiones en inglés y en alemán, accesibles desde la página oficial del proyecto: www.unofficialtourism.com. Yo, mientras tanto, he subido a flickr una selección de las fotos que hice mientras preparaba la ruta, para la cual me permití dar rienda suelta a una de mis principales aficiones: darle gusto al estómago. Si tenéis curiosidad, podéis verlas todas en este set. ¡Cuidado que abren el apetito!

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martes 15 de noviembre de 2011

Fabricando imágenes

«Fabricando imágenes» es el título de una exposición virtual de Javier Olivares que podrá verse (mediante proyección continua) en el Café Moderno de Madrid (Plaza de las Comendadoras nº 1) del 17 al 24 de noviembre. La exposición constará de 57 ilustraciones que dan buena muestra de la increíble versatilidad de Javier, el cual afirma haber llevado a cabo la selección poniéndose «en la piel de un explorador, o más bien de un arqueólogo gráfico, que husmea en sus propios cajones y desentierra restos de antiguas y olvidadas ilustraciones. Todo un yacimiento de variadas imágenes, creadas a lo largo de los años y que dan buena cuenta de lo variada y sorprendente que puede ser a veces la profesión de ilustrador». Yo sólo añadiré que entre los trabajos elegidos se cuentan varios de mis favoritos de la producción reciente de Javier, como su alucinante póster de King Kong, las ilustraciones para Interruptus, esta aproximación a la biodinámica o sus lamentablemente escasas portadas para Valdemar.

La exposición se inaugurará este jueves 17 (pasado mañana, vamos) a las 20:00 horas mediante una charla mano a mano entre Javier y aquí el que viste y calza. Hablaremos, cómo no, del arte y el oficio del ilustrador, de libros y portadas de libros, de cómic y cartelismo y, en definitiva, de todo lo que nos gusta hablar regularmente aquí en Cultura Impopular. Si os podéis pasar, estaremos encantados de veros allí.

ACTUALIZACIÓN
El tío Berni, de Entrecomics, se ha dado generosamente el palizón de transcribir la charla entera, que podéis leer acompañada de sus correspondientes imágenes aquí: http://www.entrecomics.com/?p=70653

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Nunca he sido el tipo de persona que se siente traicionado por la cultura.
Chuck Klosterman
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