jueves 31 de diciembre de 2015
Seguro que esto ya lo debo de haber comentado alguna que otra vez, pero nunca está de más repetirlo: a la hora de crear una portada, ir a dar con el ilustrador indicado equivale a tener como poco el 50 % del trabajo hecho. Al margen de que exista un concepto inicial más o menos claro —o de que admita más o menos variaciones—, cuando el ilustrador tiene un tono y una sensibilidad verdaderamente afines al contenido del libro lo normal es que el resultado final acabe siendo el apropiado, sin importar lo mucho que pueda haberse alejado de la idea original que tuvieras en la cabeza (las cubiertas de Lemmy: la autobiografía y Señores del caos son dos buenos ejemplos de ello). Por eso, cuando firmamos el contrato para publicar en castellano Hollywood gótico: la enmarañada historia de Drácula, de David J. Skal, pensé de inmediato en Javi Godoy como ilustrador de la portada. Basta echar un vistazo al blog de Javi para apreciar, aparte de su destreza con el pincel, un evidente cariño por las películas clásicas de monstruos en general y por figuras como Lugosi y Karloff en particular. Afortunadamente, también es fan de Monster Show, otro libro de Skal que traduje hace unos años para Valdemar, y aceptó la oferta a la primera.

Aunque el ensayo de Skal trata la figura de Drácula en general, es indudable que la parte del león se la lleva la adaptación dirigida por Tod Browning para Universal en 1931, por lo que estaba claro que uno de los elementos centrales de la imagen debía de ser Bela Lugosi. Por otra parte, también tuve bastante claro desde el principio que quería encerrar el título del libro en una silueta de murciélago. Así pues, preparé para Javi el montaje que podéis ver sobre estas líneas para que tuviera una idea del espacio que iba a ocupar la rotulación, acompañado del siguiente comentario: «La cosa sería tener ahí a Lugosi en primer plano y un típico cementerio de la Universal en segundo. Había pensado que en algunas de las lápidas, quizá en dos o tres de ellas, podrían incluso ir en pequeñito retratos de Christopher Lee y Jack Palance en sus respectivos Dráculas, en marcos circulares, como las típicas fotos que se ponen en las tumbas».

Lo primero que me propuso Javi fue utilizar de fondo un castillo que funcionaba de maravilla (es lo que más lamento haber perdido de estos primeros bocetos) y una colocación alternativa para las figuras de Lee y Palance. Asimismo me envió varias propuestas de coloreado que son las que podéis ver sobre estas líneas. Desde el principio tuvimos claro que íbamos a utilizar una paleta limitada, inspirada en la de los carteles de cine de los años treinta. Me sigue gustando mucho el tono azul de los dos primeros bocetos (un homenaje al Drácula ilustrado por Harry Borgman, que a los dos nos encanta), pero sugerí probar también con el verde, como en el póster realizado en 1938 para el primer reestreno de la película de Tod Browning (que podéis ver también en el vínculo anterior). Por otra parte, aunque tener tres versiones distintas del conde en la cubierta ayudaba a dejar clara la idea de que el libro trata sobre Drácula en general y no sólo sobre el de Lugosi, me parecía que la composición no terminaba de funcionar. Demasiados señores con capa. Así pues, le propuse a Javi incluir en la imagen a Gloria Holden, la actriz que interpretó a La hija de Drácula en la película homónima.

A partir de este momento, para ahorrar tiempo, empezamos a trabajar directamente con fotos que nos permitieran hacernos una idea de qué tipo de composición funcionaba mejor. Ésta que me envió Javi ya me iba gustando más, pero no acababa de ver pertinente la inclusión de Luna, el personaje de Carroll Borland en La marca del vampiro, ya que me parecía que se alejaba demasiado del mensaje esencial de la imagen, que debería ser «los múltiples rostros de Drácula». Tras un animado intercambio de correos en el que nos fuimos proponiendo diversos personajes y debatiendo sus méritos para hacerse con un hueco en nuestra portada, nos dimos cuenta de que teníamos tantos dignos de ser ilustrados que limitarnos a tres iba a resultar muy complicado, por lo que quizá convendría buscar otra composición que nos permitiese incluir más, pero a ser posible sin recargar la imagen. De entre tres o cuatro propuestas que le hice a Javi, la que más le gustó fue la de «recrear el célebre cartel de Lugosi detrás de la telaraña (el que es completamente rojo), cambiando las caras de los actores de la peli por las caras de personajes citados en el libro».

Dicho y hecho, Javi empezó a trabajar en esta nueva idea, de la cual podéis ver aquí un par de versiones. El objetivo, como ya he comentado antes, era reflejar la multitud de variantes inspiradas por el personaje original, de ahí que decidiéramos incluir interpretaciones tan alejadas entre sí como Nosferatu y Blacula y que optásemos por el Christopher Lee de la película de Jesús Franco antes que por el más clásico de la Hammer. El abuelo Munster, que era otro de nuestros candidatos, se acabó quedando fuera por la misma razón: no dejaba de ser otro señor con capa, mientras que Gloria Holden aportaba mayor variedad visual. Una vez decidido el sexteto definitivo y sus respectivas ubicaciones, Javi se puso manos a la obra. En las siguientes imágenes podéis ver diversas etapas del proceso.

Los elegantes y detallados lápices de Javi Godoy.

Dos momentos del proceso de entintado. Fotos: Javi Godoy.

Versión final de la ilustración.

Una vez terminada la ilustración, Javi me pasó en una capa aparte la imagen de la telaraña para que pudiéramos probar distintas colocaciones (finalmente, optamos por situarla detrás de Lugosi por motivos evidentes). También me pasó dos opciones de color: una en verde, que a ambos nos parecía más elegante y contrastada, y otra en rojo, indudablemente más llamativa a primera vista y más cercana al cartel original que estábamos homenajeando, pero que se «comía» o «emplastaba» un poco el dibujo. En cualquier caso, las dos nos gustaban y sabíamos que iba a ser el típico caso en el que, nos decidiéramos por la que nos decidiéramos, luego íbamos a echar de menos no haber visto realizada la alternativa. Así pues, optamos por imprimir las dos y que fuese el comprador quien en última instancia escogiese su favorita. Y eso hicimos. El resultado final (o resultados) lo tenéis a continuación:

Otras entradas sobre diseño de portadas
· Lemmy: la portada
· Un caos de portadas
· Diseño poético, portada cruel
· Un rebaño de portadas
· Reina de las portadas
· Capturando una portada
· Un lavado de cara
· El hombre de las portadas de acero
· Schulz, Carlitos y Snoopy: una portada
· Cubriendo los trapos sucios
· Sexo implícito: cómo se hizo la portada de El otro Hollywood
Diseño • Libros
David J. Skal, Hollywood gótico, Javi Godoy Sin comentarios
martes 29 de diciembre de 2015

«Stay on the right track; you can’t live a lie».
D.E.P. Ian «Lemmy» Kilmister. 24/12/1945 – 28/12/2015.
Llevamos todo el día entre atónitos y entristecidos, sin saber muy bien qué decir. Quizás lo mejor sea un simple «Gracias, Lemmy». Gracias por cuarenta años (y pico) de música. Gracias por haber hecho del mundo un lugar más divertido y ruidoso. Gracias por haber demostrado con el ejemplo que se puede llegar hasta el final siendo fiel a uno mismo, sin vivir en la mentira. Y a título puramente personal, gracias por haber llegado a Es Pop justo en el momento en el que más necesitábamos la inyección de energía y entusiasmo que nos aportó tu autobiografía. Si seguimos adelante, es en parte gracias a ti. Así pues, simplemente: gracias, Lem.
Libros • Música
Es Pop Ediciones, Lemmy, Motörhead Sin comentarios
miércoles 18 de noviembre de 2015

Todo el mundo adora nuestra ciudad recibido con entusiasmo
en nuestra oficina por otro hijo ilustre de Seattle.
¡Llegó el día! Ya está aquí el nuevo título de la colección Es Pop Ensayo, otro de esos «ladrillos» de casi 600 páginas con los que nos gusta poner a prueba vuestras estanterías. Se trata de Todo el mundo adora nuestra ciudad: una historia oral del grunge, del periodista estadounidense Mark Yarm. Como de costumbre, un poco más abajo encontraréis toda la información relevante al respecto del lanzamiento. El libro podéis adquirirlo ya a través de nuestra página web o en vuestra librería favorita. Pero antes, un par de breves comentarios.
· Aunque la versión original de Todo el mundo adora nuestra ciudad se publicó en 2011, Mark mantiene en activo desde entonces un excelente Tumblr en el que va colgando con gran regularidad noticias e imágenes curiosas relacionadas con el grunge y los artistas entrevistados en su libro. Merece mucho la pena y podéis seguirlo aquí.
· Además de eso, Mark ha tenido la amabilidad de crear para nosotros otro complemento perfecto a la lectura del libro: una lista de Spotify a modo de banda sonora original. Nada mejor para ir entrando en ambiente que disfrutar de los 38 temas que la componen. Podéis escucharla aquí.
· La revista MondoSonoro publicó hace unas semanas en su página web un avance del libro centrado en la primera y descacharrante gira de Green River (grupo seminal del que posteriormente surgirían tanto Mudhoney como Pearl Jam). Se trata de un avance exclusivo que no coincide con las primeras páginas del libro que ya colgamos nosotros en su día, por lo que entre uno y otro adelanto tenéis un buen rato de lectura.

· Aunque, como bien saben los seguidores habituales de este blog, generalmente prefiero trabajar con ilustradores a la hora de crear las portadas de nuestros libros, me parecía que en este caso el material pedía otro tipo de tratamiento gráfico. La escena musical de Seattle retratada en Todo el mundo adora nuestra ciudad nos devuelve a una época en la que los fanzines, las octavillas y las fotocopias requemadas, además de ser el principal medio de comunicación dentro de la comunidad del rock alternativo, acabaron por crear toda una estética propia. Mi idea original era integrar en una única imagen referencias como las fabulosas cubiertas de la revista punk Slash, flyers originales del período como los mostrados sobre estas líneas, el trabajo de ilustradores del momento como Jim Blanchard y ese toque manual y casero que tan bien describe en el libro Bruce Pavitt cuando rememora la confección del número uno de su fanzine Subterranean Pop (germen del sello discográfico Sub Pop): «Tenía un presupuesto total de 20 dólares, un cúter, una barra de pegamento y una caja de ceras. Invité a unos amigos a casa y entre todos coloreamos manualmente muchas de las páginas». Aunque en este caso ni Alba Diethelm ni yo hemos tirado de tijeras y Cariocas para confeccionar la portada (aunque habría sido lo suyo), espero que el resultado os traiga igualmente a la memoria aquellos gloriosos tiempos del «hazlo tú mismo» manual y pretecnológico.

Todo el mundo adora nuestra ciudad
Mark Yarm
ISBN: 978-84-944587-0-5
Cartoné. 592 págs.
PVP: 26 €
Dossier de prensa + entrevista con el autor
Portada en alta
Todo el mundo adora nuestra ciudad captura los antecedentes, auge y apogeo de la era grunge en las palabras de los músicos, productores, representantes, empresarios, directores de vídeo, fotógrafos, periodistas, publicistas, propietarios de salas, roadies, entusiastas y acólitos que de verdad la vivieron. El libro cuenta toda la historia: desde la fundación de los grupos que fundaron el sonido característico de Seattle a mediados de los 80 hasta el éxito mundial de los cuatro grandes referentes del grunge a primeros de los 90 (Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains); desde los orígenes de la insolvente pero entusiasta discográfica independiente Sub Pop hasta el frenesí con el que las grandes multinacionales cayeron sobre el Noroeste de Estados Unidos dispuestas a exprimir la gallina de los huevos de oro; desde el sencillo placer de meter caña en fiestas privadas en sótanos y en diminutas salas de conciertos hasta las trágicas y solitarias muertes de Kurt Cobain y Layne Staley una vez convertidos en superestrellas.
Compuesto a partir de más de 250 nuevas entrevistas con miembros de Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Mudhoney, Screaming Trees, Alice in Chains, The Melvins, Hole, Green River, Mother Love Bone, 7 Year Bitch, Temple of the Dog, Babes in Toyland, Mad Season, TAD, The U-Men, Skin Yard, L7, Supersuckers, The Gits y muchos más, Todo el mundo adora nuestra ciudad es un retrato conmovedor, divertido y revelador de una era musical extraordinaria.
«Las buenas historias orales escasean. Ensamblar una narración a partir de todos esos recuerdos caóticos y a menudo contradictorios usando sólo testimonios y prescindiendo por completo de indicaciones en prosa es difícil. Conseguir que el resultado sea además íntimo y épico a la vez es casi imposible. Cuando un escritor lo logra, como lo ha hecho Mark Yarm, el resultado es un verdadero regalo. Una de las mejores lecturas sobre rock que hemos tenido en mucho tiempo».
—Mark Spitz (autor de Tenemos la bomba de neutrones)
«Incluso si el término grunge te horroriza tanto como a mí y a la mayoría de los músicos citados en este libro, te encantarán sus más de 500 páginas de buena literatura roquera».
—Paste Magazine
Libros
Grunge, Mark Yarm, Todo el mundo adora nuestra ciudad Sin comentarios
lunes 14 de septiembre de 2015

Ian MacKaye. Foto: Dakota Fine
El mes pasado la revista Huck Magazine publicó una interesantísima entrevista de Andrea Kurland con todo un referente de la cultura punk estadounidense: Ian MacKaye, miembro fundador de Minor Threat y Fugazi y propietario de la discográfica Dischord Records. En la entrevista se tocan muchos palos más allá de lo meramente musical y recomiendo mucho su lectura. Para ir abriendo boca, he traducido aquí tres preguntas que me han resultado particularmente interesantes porque me parecen perfectamente aplicables al mundo de la edición. Pincha aquí para leer la entrevista al completo.
El capitalismo parece estar fundado en la idea de que tienes que crecer continuamente para poder seguir adelante. ¿Alguna vez has sentido esa presión?
Rechazo ese concepto por completo. Dischord Records empezó siendo un grupo de críos que editaban discos que no le interesaban a nadie, salvo a esos mismos críos y a sus amigos. Pero para mí fue una época muy válida. Cuando eres tú mismo quien le está poniendo el pegamento a las carpetas de los álbumes, eso es la verdadera industria del disco. Todo el dinero generado se reinvertía en el sello, pero a mí nunca se me ocurrió pensar que no estaba triunfando. Tenía algo que sabía que quería hacer a diario, ¿qué más puedes pedirle a la vida? Diez años más tarde pasamos a vender cientos de miles de discos, lo cual presentó nuevos desafíos, pero en ningún momento sentí: «¡Oh, ahora tenemos éxito!». Lo que pensaba era: «Esto es lo que toca hoy». Actualmente el sello es más pequeño, pero yo no lo considero menos significativo. La parte más complicada es la de la percepción que tiene el observador de la situación. La relevancia o la falta de ella no son cuestiones que preocupen a los participantes. La gente que de verdad se vuelca en lo que hace no lo hace por la relevancia, sin embargo son juzgados por una sociedad que se centra en conceptos abstractos y absurdos de lo que es o deja de ser relevante. ¡Que estamos hablando de arte, joder! Si te llega, te llega, aunque no le guste a nadie más. Esa idea de tener que estar en perpetuo crecimiento… O sea, imagínate a una persona, tú o yo, creciendo perpetuamente. No es una imagen bonita. En algún momento acabarás reventando. Y lo mismo es cierto para todas las cosas. La verdadera cuestión es otra palabra que también empieza por «GR»: avaricia*. De eso es de lo que hablamos cuando hablamos de crecimiento. Más para mí: ése es el concepto.
¿Y qué pasa con la idea de dejar un legado? ¿Te preocupa eso?
No. Ya tengo un legado y me doy cuenta de lo engañoso que es y de lo pervertido que está. No me interesa el legado en términos de reputación personal. Sí que me interesa, sin embargo, dejar un sendero. Tengo muy claro que el trabajo que he hecho, el trabajo que hemos hecho, era el de unos críos dedicados a hacer lo que querían hacer y a demostrar que es posible hacerlo, a pesar de lo que digan las grandes empresas. Se trata de ir dejando marcas o un reguero de migas para que la gente sepa que esa posibilidad existe. Espero que eso inspire a otras personas que inevitablemente han de llegar para que hagan lo mismo. Por eso, lo que sí me interesa es la documentación: construyo archivos precisamente porque tengo esa sensación de responsabilidad de documentalista. Gran parte de mi trabajo ha estado centrado en la idea de que no sólo puedes construirte tu propia carretera, sino que también puedes conducir por ella. El problema de estas carreteras pequeñas es que generalmente están construidas justo al lado de superautopistas. Atraen menos circulación y tienden a atrofiarse; hace aparición la maleza y la gente acaba pensando que no son transitables. Que no son posibles. Pero sí que son transitables, simplemente no son permanentes. Las superautopistas son permanentes porque los individuos que las tienen en propiedad, los mismos que erigen los peajes, las mantienen así. Son caminos distintos. Y es importante que la gente sepa que existen otras posibilidades.
Para mí el punk o el «hazlo tú mismo» es una manera de valorar la autosuficiencia por encima de todo. Y creo que todo tipo de personas pueden inspirarse por esa idea, más allá de la música. ¿Es un buen momento para que la gente joven haga cosas por sí misma?
Creo que siempre es un buen momento para eso. Mi definición del punk es el espacio libre. Es un lugar en el que se pueden presentar nuevas ideas sin tener que pasar por el filtro o la perversión de la especulación. Si no vivimos preocupados por vender, podemos dedicarnos a pensar. El problema de las ideas nuevas es que no tienen un público hecho. Y en términos de mercado, un público equivale a clientela. Si no tienes un público, no es rentable. El punk fue un entorno, al menos para mí, en el que eso no parecía importar. Nunca conocí a ningún roquero punk que pensara: «voy a ganarme la vida con esto». Los que pensaban así desaparecieron rápidamente. Lo que recibí de la contracultura fue un regalo; el permiso para crear libremente. Y mi reacción fue cuidar de ese regalo y mantenerlo vivo porque sigue dando cosas. Por supuesto, hubo gente que pensó: «Guau, si esto lo pulo un poco, podré venderlo». Pero entonces deja de ser un regalo.
* En inglés: growth (crecimiento) y greed (avaricia).
Entrevistas • Libros • Música
Andrea Kurland, Ian MacKaye Sin comentarios
viernes 11 de septiembre de 2015

Este verano, Álex Serrano me hizo una larga e incisiva entrevista para la revista digital PsychonautsMag en la que abordamos varias cuestiones relacionadas con el mundillo de la edición sobre las que, me parece, nunca me habían preguntado hasta ahora. Si queréis echarle un vistazo, no tenéis más que seguir el enlace. Si por el contrario lo único que os interesa es saber qué tenemos preparado en Es Pop para los próximos meses. Aquí os pego directamente la pregunta con la que termina la entrevista y acabáis más rápido:
¿Qué tienes preparado para el futuro? ¿Hacia dónde se dirige Óscar Palmer? ¿Y Es Pop?
La idea es seguir traduciendo para ganarme la vida, tanto si es para mí como para otros sellos con los que ya estoy trabajando. En cuanto a la editorial, juego con una inversión tan mínima que la posibilidad de que salgan nuevos libros siempre va a depender un poco de cómo hayan funcionado los inmediatamente anteriores. Si me hubieras hecho la misma pregunta el año pasado, te habría dicho que lo mismo Arte salvaje era el último título de Es Pop, que a punto estuvo de serlo. Al final funcionó mejor de lo esperado y además he tenido la buena fortuna de que la autobiografía de Lemmy está tirando bastante bien, así que ahora mismo puedo permitirme tener otros tres títulos en cartera: Todo el mundo adora nuestra ciudad: una historia oral del grunge, de Mark Yarm, El sombrero del malo, de Chuck Klosterman, y El libro más peligroso, de Kevin Birmingham. Más allá de eso, ¿quién sabe?
(Sobre el primero de estos títulos, Todo el mundo adora nuestra ciudad, tenéis ya algo de información en la web de Es Pop).
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jueves 10 de septiembre de 2015

Estoy seguro de que para la mayoría de lectores de este blog Bartolomé Seguí no necesitará presentación. Después de todo, se trata de uno de los grandes nombres de la historieta española, ganador del Premio Nacional de Cómic junto a Felipe H. Cava por Las serpientes ciegas y coautor junto a Gabi Beltrán del excelente Historias del barrio, título del que ya hablamos aquí hace un tiempo. El caso es que Bartolomé acaba de poner a la venta Drawing Palma, una carpeta preciosa de nueve serigrafías unidas por una tenue línea narrativa en la que dos personajes se van encontrando y esquivando mientras recorren diversos rincones de Palma de Mallorca. Es una edición limitada de 200 ejemplares para la que he tenido la fortuna de escribir unas líneas. Se trata de un textito muy breve, apenas un esbozo promocional, pero me apetecía dejarlo aquí para el archivo y, sobre todo, para animaros a que les echéis un vistazo a las serigrafías en el Etsy de Bartolomé y, si las circunstancias lo permiten, os deis el capricho. Tanto si conocéis Palma como si no, creo que os van a parecer igual de espectaculares.
* * *
Nueve imágenes. Nueve destellos fugaces preservados sobre el papel. Nueve momentos atemporales que, reunidos, componen el retrato de un lugar, de unas gentes, de un paisaje humano y urbano; de todos aquellos elementos, tangibles e intangibles, que hacen que una ciudad sea precisamente la ciudad que es. En este caso Palma de Mallorca, vista a través de la atenta mirada y el diestro pincel de uno de los artistas que mejor conoce sus calles.
Con estas nueve serigrafías, Bartolomé Seguí nos invita a acompañarle en un relajado paseo por el que asoman todas las Palmas posibles: la de los ancianos viandantes y la de los jóvenes despreocupados, la del arte y la cultura y la de las bulliciosas terrazas, la de los patios de vecinos y la de los eternos turistas. Un trayecto para descubrir o para recordar, con espacio para encuentros y desencuentros, para miradas curiosas o esquivas que acaban confluyendo al final del camino. Porque descubrir la ciudad es también descubrirnos unos a otros. Y qué mejor manera de hacerlo que a través del arte de Bartolomé Seguí.

Autobombo • Cómic • Ilustración
Bartolomé Seguí, Palma de Mallorca Sin comentarios
jueves 30 de abril de 2015

La portada definitiva, ilustrada y rotulada por Ian Jepson.
La portada de Lemmy: la autobiografía es un buen ejemplo de cómo, a veces, la mejor solución es la más sencilla y cómo, a veces, lo verdaderamente trabajoso es darse cuenta de ello. Bueno, para no generalizar, digamos que eso es lo verdaderamente trabajoso para mí, que en ocasiones me empecino en unas cosas que…
En este caso mi planteamiento inicial para la portada era utilizar cualquier cosa menos la imagen de Lemmy. ¿Por qué? En primer lugar, porque me harta un poco que todas las biografías musicales tengan que seguir el mismo patrón de poner una foto en primer plano del roquero de turno. En segundo, porque tenía en mente trabajar con un ilustrador especialmente capacitado para la sugerencia y con una gran habilidad para destilar en una sola imagen lo que podríamos llamar el feeling del músico en cuestión. Esta capacidad es precisamente una de las cosas que más me llamaron la atención del artista sudafricano Ian Jepson. Si echáis un vistazo en su página web a carteles como el de Shadowclub, The Dollfins o Death Panthers veréis enseguida a lo que me refiero. Me atraía mucho la idea de tratar la portada de la autobiografía de Lemmy como si fuera un póster de un concierto y aprovechar el evidente talento de Ian para la rotulación. Uno siempre siente cierto nerviosismo a la hora de abordar a los ilustradores con los que quiere trabajar, máxime cuando residen, como en este caso, en el otro extremo del mundo y no tienen la más mínima referencia ni sobre tu editorial ni sobre ti. Afortunadamente, se dio la casualidad de que Ian es un gran fan de Motörhead y de inmediato aceptó la propuesta. Una de las primeras cosas que me dijo fue precisamente que le atraía la idea de insinuar el concepto sin llegar a mostrarlo tal cual, «particularmente en un caso como éste, en el que probablemente podría resultar excesivamente literal poner la cara de Lemmy cuando el título del libro es precisamente su nombre». Viendo que estábamos en la misma onda, Ian realizó varias pruebas, buscando algún elemento alegórico o característico que destilara la esencia de Lemmy (las botas, el cinturón, las tragaperras… podéis ver sus bocetos iniciales aquí), para acabar pasándome cuatro propuestas. Transcribo a continuación mi reacción inicial a las mismas, tal como se la expresé a Ian por correo.

«Creo en la eficacia de la sencillez y en ese aspecto diría que la del as de picas es mi imagen favorita. Me encanta el concepto y el contraste entre el magenta y el crema. Es muy llamativa, pero no estoy del todo seguro de que fuera a funcionar como cubierta. Parece más bien una ilustración para un artículo o una bonita portadilla interior. Por otra parte, Lemmy se queja repetidas veces en el texto de que parece que mucha gente únicamente le recuerda por «Ace of Spades», por lo que utilizar eso como único elemento de la cubierta podría parecer irónico. Me encanta la ilustración y al primer vistazo ha sido la que más me ha llamado la atención, pero, pensándolo detenidamente, me da la impresión de que puede dar una visión demasiado restrictiva del libro».

«El de la chaqueta me gusta. Me parece una solución elegante y estoy seguro de que quedaría genial con tus texturas (además, me gusta mucho la colocación del título), pero estoy intentando visualizar cómo funcionaría en una librería y me da la impresión de que no llamaría demasiado la atención, puede que sea demasiado sutil. A lo mejor es el encuadre lo que me genera dudas. Te obliga a interpretar todos los elementos por separado antes de darte cuenta de qué es lo que estás viendo realmente y me da miedo que eso despiste un poco la atención. Funciona como una leve insinuación cuando debería ser un puñetazo en los ojos. Puede que quedara mejor mostrando la chaqueta entera, pero entonces sería demasiado parecido a tu cartel para Shadowclub y no creo que merezca la pena repetirse».

«Esta idea me gusta mucho. Resulta muy llamativa y tiene todos los elementos necesarios que, en conjunto, componen un buen retrato de lo que son Lemmy y Motörhead. Es lo suficientemente abstracta como para asimilarla de un vistazo y a la vez lo suficientemente detallada como para transmitir varias ideas a la vez. En principio tiraría por aquí, pero no quiero dejar sin comentar la cuarta y última propuesta».

«Aunque mi primer instinto es desarrollar el concepto anterior, les he enseñado tus propuestas a un par de amigos y todos ellos han señalado sin dudarlo esta imagen. Estoy de acuerdo contigo en que tener la cabeza de Lemmy debajo de un gran rótulo que anuncie «Lemmy» es un tanto redundante, pero la manera en la que has integrado el título como parte de la ilustración me parece que soluciona el problema; el título y Lemmy dejan de ser dos elementos separados y redundantes para convertirse en una sola imagen. Además, es llamativa de narices. Me genera sensaciones contradictorias, porque por una parte estoy seguro de que llamará muchísimo la atención en las librerías: es simple, directa, fácil de distinguir a distancia e incluso de reojo. Sin embargo, no era lo que tenía en mente cuando decidí ponerme en contacto contigo. Me daría pena acabar encargándote un retrato en vez de algo más singular e intrínsecamente tuyo, más parecido a tus carteles, que fueron el motivo de que se me ocurriera ofrecerte el encargo».
La respuesta de Ian no se hizo esperar: «Debemos de tener amigos muy parecidos, porque todos aquellos a los que les he enseñado las ilustraciones también han elegido ésta. Desde luego es algo a tener en cuenta. Tras darle unas cuantas vueltas, creo que deberíamos tirar por la idea de la cara. No hago más que pensar en mis portadas favoritas y el modo en el que las cubiertas que me llaman la atención en las librerías suelen ser siempre las más claras, directas y atrevidas, todo lo cual podría serlo ésta. Te envío otro boceto con los colores cambiados y un diseño más ajustado. Quiero intentar otro par de cosas, pero estoy bastante convencido de que ésta podría acabar quedando muy molona».

Justo sobre estas líneas tenéis el boceto al que hacía referencia Ian en su mensaje, el cual terminó de disipar cualquier duda que pudiéramos haber tenido todavía cualquiera de los dos. Así pues, una vez aceptado que aquello que en un principio nos habíamos empeñado en evitar era lo más adecuado para el libro, sólo quedaba pulir la imagen, dejar que Ian hiciera su magia particular con las texturas y la tipografía y discutir ligeramente el mejor encuadre para el rostro de Lemmy. En algunas pruebas el plano estaba un poco más cerrado, en otras un poco más abierto, pero las diferencias al fin y al cabo eran mínimas. La única variación importante fue esta versión que podéis ver aquí abajo, intentando encajar el nombre de los autores junto al título del libro. No es que quedara mal, ni mucho menos, pero en última instancia lo descarté porque me parecía que rompía un poco esa fusión alcanzada entre la rotulación y la ilustración a la que antes hacía mención; a un nivel instintivo, me parecía que los autores debían ser un elemento aparte, que el título y la cara de Lemmy era una sola cosa y que cualquier otra información adicional debía quedar en segundo plano. Decir, por último, que la elección de las texturas por parte de Ian tampoco es caprichosa: buscaba «raspar» la tipografía de tal manera que pareciera castigada por el paso de los años; algo cascada, pero todavía imponente. Como el propio Lemmy.

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Lemmy: la autobiografía Sin comentarios
martes 31 de marzo de 2015

Las pruebas de interiores del libro, desparramadas por el suelo del despacho.
El próximo 13 de mayo llegará a las librerías el ensayo Hollywood gótico: la enmarañada historia de Drácula, de David J. Skal, autor del monumental Monster Show, una historia cultural del horror, que tuve el placer y la buena fortuna de traducir para Valdemar hace unos años. En este caso, Skal centra su inquisitiva mirada y sus dotes de investigador en la figura del vampiro por antonomasia, trazando la evolución del personaje de Bram Stoker a partir de sus antecedentes literarios y la creación de la novela hasta su conversión definitiva en icono cultural gracias al teatro y, sobre todo, el cine.

A la izquierda, imagen utilizada para la edición original. A la derecha,
la utilizada para la nuestra, escaneada a partir de una nueva fuente.
Nuestra versión de Hollywood gótico está realizada a partir de la edición ampliada publicada por Faber & Faber en 2004, pero cuenta con varias diferencias. Para empezar, varias de las ilustraciones contenidas en la edición de 2004 han sido reemplazadas a instancias del propio Skal, que nos proporcionó nuevas imágenes que le parecían más adecuadas que las previamente utilizadas. Además de eso, teniendo en cuenta que nuestra edición tiene más páginas que la de Faber (al ser el castellano un idioma menos sintético que el inglés, es habitual que las traducciones suelan ocupar en última instancia más espacio que el original), hemos complementado el texto con una quincena de imágenes completamente nuevas, algunas de ellas verdaderas rarezas, como una magnífica caricatura de Bela Lugosi extraída del pressbook original del Drácula de Tod Browning o una estilizada ilustración de Raymond Huntley (que interpretó al conde en los escenarios londinenses en los años veinte en la primera encarnación teatral de la obra). Por último, las imágenes restantes se han restaurado en la medida de lo posible, trabajando en la mayor parte de las ocasiones a partir de nuevos escaneados de materiales mejor conservados que los previamente utilizados (podéis ver un par de ejemplos en las imágenes que ilustran esta entrada). En definitiva, creo que Hollywood gótico es el libro al que más trabajo hemos dedicado desde que lanzamos la editorial y lo cierto es que no podríamos estar más satisfechos con el resultado.

Otra de las imágenes sustituidas, en este caso escaneada a partir de la misma
fuente y tratada digitalmente para corregir la exposición.
Como guinda del pastel, hemos tenido la suerte de poder contar con Javi Godoy para que nos ilustrara la portada del libro (a la que, por supuesto, dedicaremos una entrada en breve). Además de ser un ilustrador como la copa de un pino (si no seguís habitualmente su blog, no sé a qué esperáis), Javi comparte con nosotros muchas obsesiones (los dinosaurios, las pelis de monstruos, la estética pulp) que le hacían sin duda el hombre más indicado para una portada como ésta. Y el resultado no sólo ha estado a la altura de lo que esperábamos sino que ha ido más allá incluso. Tanto nos ha gustado, de hecho, que vamos a publicar dos versiones de Hollywood gótico. Una con la portada en verde, que podríamos considerar la principal y que será la que se distribuya en librerías el día 13, y una variante en rojo (de la que sólo haremos 500 ejemplares) que recalca de manera más manifiesta el homenaje al célebre cartel de Lugosi que nos sirvió de inspiración. A continuación, os dejo los detalles del libro, incluido el consabido adelanto de las primeras páginas para que vayáis, nunca mejor dicho, hincándole el diente.

Hollywood gótico: la enmarañada historia de Drácula
David J. Skal
ISBN: 978-84-940298-9-9
416 páginas. 130 ilustraciones.
PVP: 18,50 €
Portada en alta
Descárgate un adelanto
La imagen primordial del conde Drácula se ha convertido en una presencia continua e indeleble en el imaginario colectivo moderno. David J. Skal, autor de estudios fundamentales como Monster Show, centra en esta ocasión su incisiva mirada y su talento investigador en los orígenes, la historia y la infinidad de lecturas de uno de los iconos más universales del terror y la cultura popular, trazando la implacable trayectoria del más arquetípico de los vampiros, desde sus orígenes literarios y su paso por el teatro y el cine hasta su última reencarnación como moderno producto de consumo, raspando el barniz populista para sacar a la luz todo cuanto este complejo, contradictorio y desconcertante príncipe de las tinieblas revela sobre todos nosotros.
«Cualquiera interesado en el Drácula de Bram Stoker se va a encontrar con un libro indispensable».
Ray Bradbury
«Una crónica absorbente. Con el talento propio de un novelista, Skal escribe la biografía de uno de los iconos dramáticos más populares del siglo. Excepcional».
Booklist
«Meticulosamente documentada, escrita con entusiasmo y repleta de imágenes poco vistas, la historia de Drácula se lee como una novela en sí misma».
The San Francisco Bay Guardian
«Skal sigue las huellas del vampiro más popular de Transilvania con grandes dosis de ingenio y la habilidad de un buen detective».
The New York Times Book Review
«Fascinante. Va más allá de los límites habituales de la documentación para alcanzar algo cercano a la arqueología».
American Cinematographer
Libros
David J. Skal, Es Pop Ediciones, Hollywood gótico, Javi Godoy Sin comentarios
miércoles 4 de marzo de 2015

«No soy un tecnófobo. Me paso el día entero metido en Internet, todos los días, salvo cuando de verdad me pongo a escribir, e incluso entonces estoy sentado delante del ordenador, haciendo uso, a menudo, de materiales que he encontrado en la red. No es que tenga tecnofobia. Todas mis objeciones van dirigidas a la idea de que, de algún modo, se trata de una tecnología transformadora y liberadora, cuando a mi entender parece más bien una manera de perfeccionar la infiltración del libre mercado en todos los aspectos de la vida del ser humano. […] Creo que gran parte de la hostilidad [hacia mi persona] viene motivada por el hecho de que cuestiono la utilidad de las redes sociales. Ciertamente cuestiono el modelo de las redes sociales como manera de promocionar los libros y diseminar la información sobre ellos, porque la esencia de ese modelo es la autopromoción, y no me parece que la autopromoción constante sea un buen espacio mental para un escritor en activo. Creo que las redes sociales son un modelo pésimo para la cultura literaria. Los escritores están solos. Trabajan solos. Se comunican a través de la página terminada. Me parece horrendo exigirles que deban autopromocionarse en un medio gregario. Va en contra de todo lo que sé y entiendo sobre los buenos escritores de ficción. Una cosa no casa con la otra. Por supuesto, si pasas mucho tiempo en las redes sociales, no te va a gustar oírme decir eso. Creo que hay una hostilidad concreta hacia ese mensaje en particular. Pero me parece en cierto modo hilarante haberme convertido en el pararrayos de esa cuestión, porque ¿a quién le importa lo que pueda decir yo? ¿Por qué invertir tanta rabia en la opinión de una sola persona? ¿De verdad soy una manifestación del universo peor que Jeff Bezos? ¿O que la Apple Corporation? ¿O Facebook? ¿De verdad soy yo el malo? Me parece curioso».
De esta entrevista con Jonathan Franzen.
Creación • Libros
Jonathan Franzen Sin comentarios
domingo 1 de marzo de 2015

Como músico, ¿qué te irrita de los documentales musicales?
No quiero decir que la mayoría de grupos de rock lleven unas existencias que siguen la típica fórmula de las biografías… pero en cierto modo es así. Siempre hay un divorcio. Siempre hay una sobredosis. Siempre hay un representante chungo. La historia se ha contado un millar de veces. Cuando conozco a músicos jóvenes que se joden la vida porque han leído demasiadas biografías rockeras, me da un poco de pena. Hay otras maneras de hacer las cosas, no tienes por qué engancharte al jaco para componer una buena canción. Hay veces, después de haber oído la misma historia por enésima vez, que simplemente pienso: «¡Idiotas! No tenéis ninguna necesidad de seguir esa absurda rutina una y otra vez». ¡De eso sí que estoy harto! Por otra parte, sí que hay documentales tan importantes para mí como cualquier libro de texto que pudieran plantarme en la cara en el instituto. La primera entrega de The Decline Of Western Civilization (un documental sobre la escena punk rock en Los Ángeles a primeros de los ochenta) es cojonuda. Muy real y muy buena. Y luego está Dig!, sobre los Dandy Warhols. Nadie ha capturado mejor esa sensación de ir en un tren descontrolado que es estar en grupo de rock. Es fenomenal.
Dave Grohl, en esta vieja entrevista.
Música
Dave Grohl, Foo Fighters Sin comentarios